viernes, 23 de febrero de 2018

Butterflies


"El sol iluminaba tenuemente mientras el frío invernal se derretía en el aire. Govel y la pequeña caminaban despreocupados por un camino terroso silbando cancioncillas que improvisaban sobre la marcha. De pronto, Govel se detuvo y fijó la vista delante de ellos. La niña siguió su mirada hasta descubrir una lejana mosca de la mantequilla posada sobre un arbusto y, al pie, un gato que se acercaba sigilosamente. Como un rayo, Govel echó a correr agitando los brazos frenéticamente y haciendo ruidos estrambóticos: "¡Ey! ¡Ho! ¡Lolololo! ¡Grrr! Tcht! ¡Chas! ¡Ruuu-Ruuuu! Sin embargo estaba demasiado lejos y el gato ya se aprestaba a saltar sobre la pequeña mosca. Entonces Govel-Gobb tomó una piedra del camino y la lanzó con tal puntería que acertó al gato en el aire haciéndolo caer a un lado muy enfadado.
-¿Por qué has hecho eso, Govel? -le gritó la niña corriendo hasta su altura.
-¡Iba a comerse a esa mosca de la mantequilla!
-Bueno ¿qué importa? ¡Los gatos comen eso, y muchas cosas más! Pobre gato -dijo ella, compasiva-. Me gustan los gatos.
-Ah -suspiró Govel-Gobb, el del sombrero de mirlo- déjame que te cante una canción que escuché hace mucho tiempo y que me da ánimo siempre que veo una de esas moscas tan hermosas revoloteando. Por cierto ¿sabías que en otros lugares muy lejanos las llaman de otra manera?
-¿Sí, pues cómo?
-Mariposas -respondió el- y tomando su pequeña lira le cantó esta canción.

Las moscas de la mantequilla
traen fatigadas los colores del verano:
Dorado y azul sobre las alas.
Cabalgan la brisa cálida,
guardan la luz de la larga tarde,
y mueren, como todos,
en el deseo incandescente de un beso.
Las moscas de la mantequilla
traen fatigadas los colores del otoño:
Pardo y ocre sobre las alas.
Recogen la luz cenicienta del día,
aventan los sueños que no cumplió el Estío
y duermen, como todos,
antes de que el frío hiele sus alas.
Las moscas de la mantequilla
no visten la nieve ni la escarcha en Invierno:
Su blanco es el de los tulipanes.
Son enemigas del gris y la ceniza,
la tormenta las barre y las lleva soñando
-como a todos-
al lugar donde duermen las hojas.
Las moscas de la mantequilla
vuelven cada año en Primavera:
Verde y Púrpura en las alas.
Bailan su danza con el viento,
cantan la canción que despierta la savia nueva
y me recuerdan, como a todos,
que toda tristeza es pasajera.

Y después de esto, y porque no quería rencillas con el pueblo nocturno, Govel le arrojó un trozo de cecina al gato que merodeaba por allí, observándolos rencoroso.

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