Sin embargo, para un escritor de cuentos de hadas como yo, la mejor manera que se me ha venido a la cabeza para explicarlo ha sido una canción.
Así que de entre todas las cosas que podáis leer a favor o en contra de las descargas gratuitas, ésta opta al premio de ser, seguramente, la más extraña y, tal vez, la más hermosa.
No os diré cómo cantarla -tampoco los topos me lo han dicho a mi- pero yo creo que habría que decir "arú-arú" muy suave, como arrullo a todas las cosas que crecen, como un murmullo a medio camino entre la canción de cuna y la canción de amor, si es que no son canciones de amor todas las canciones de cuna.
Yo canto muy mal, pero preguntadme cuando me veais y quizá pueda hacer un intento.
En realidad, esta canción habla de ser agradecido, de aceptar lo que otros nos dan sin que por ello creamos tener derecho a ello. ¿Libros? Claro, pero también Tiempo, Cariño o Esfuerzo.
Porque como decía el poema: "Nada es gratis, nada es gratis bajo este hermoso y traicionero cielo azul."
Arú-Arú
(Canción
de los topos de Villa-Topo)
Había
un jardín en Villa-Topo
arú-arú,
lleno de flores.
Había
un jardín en Villa-Topo
hasta
arriba de azucenas.
Había
un jardín en Villa-Topo
arú-arú,
lleno de historias:
Las
podías oir en la tarde
en
el zumbar de las abejas.
Y
los chicos venían, arú-arú,
a
sonrojar sus mejillas,
Y
las chicas venían, arú-arú
a
bailar entre amapolas.
Pero
cortaron las rosas, arú-arú,
para
decir te quieros.
Y
cortaron las violetas, arú-arú
para
decir “te extraño”.
Y
no les pagaron a los topos, arú-arú,
semiocultos
en la tierra,
y
no les pagaron a los topos, arú-arú,
ni siquiera un colinabo.
Y
no les dieron las gracías,
ni
les hicieron reverencias,
Las
flores -dijeron los muchachos-
están
hechas para los amantes.
Hemos
dejado (arú-arú) - dijeron los topos-
de
plantar colinabos,
amamos
las flores (arú-arú)
tanto
como vosotros.
Pero
si no nos dais de comer, arú-arú,
si
pensáis que las flores crecen de la nada
sabed
que los topos cantan, arú-arú,
a
las raíces invisibles.
Y
no podremos ya cantar nuestro arú-arú
con
el estómago vacío:
Dadnos
un solo colinabo
y
no morderemos las raíces.
Pero
los jóvenes eran imprudentes
“Cantad
si queréis y nosotros bailaremos.
Cantad
si es que eso os gusta.
Las
canciones están hechas para oírse.”
Los
topos se entristecieron, arú-arú…,
y
volvieron a la tierra.
La
siguiente Primavera, arú-arú,
no quedaba ni una rosa.
Los
jóvenes gritaron y pegaron su oido al suelo
y
no oyeron (arú-arú) canción alguna:
Bajos
los tocones secos, crunch-crunch,
sonaba
el rumor del hambre.
Había
un jardín en Villa-Topo
arú-arú,
lleno de flores.
Había
un jardín en Villa-Topo.
Había
un jardín…
Córdoba.
30 de Septiembre de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario